Monthly Archives: octubre, 2016

CHALUPAS Y MOLOTES, ANTOJITOS PARA LOS SIBARITAS, VORACES Y GLOTONES POBLANOS

Se me hace agua la boca
al recordar los molotes del Paseo
Bravo, frente al Colegio Howard.
 Miko Viya, Puebla tiene 450 años, 1961.

Las chalupas. José Luis Ibarra Mazari, que de todo hacía un motivo de crónica y comentario, en su libro Balcones (BUAP, 1991), con un lenguaje sencillo y cotidiano y en “un puñado de balcones”, conversa sobre los temas que le interesan, lo “que ocurre en la casa, en el café, el billar, la cantina o la oficina”.

De los deliciosos antojitos de las ferias, Ibarra Mazari menciona a las chalupas, “que en estas ferias alcanzan niveles de prodigio”. También dice “que, hasta hace pocos años, el defeño cuando venía a Puebla, una de las cosas que buscaba eran las chalupas de San Francisco”. Termina diciendo que los antojitos “hacen de las calles de Puebla, el edén del goloso exigente”.

Kioscos de chalupas en el Paseo de San Francisco, Fotógrafo Juan Crisóstomo Méndez, 1947. Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Kioscos de chalupas en el Paseo de San Francisco, Fotógrafo Juan Crisóstomo Méndez, 1947. Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Chaluperas en el Paseo de San Francisco, Fotógrafo Juan Crisóstomo Méndez, 1947. Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Chaluperas en el Paseo de San Francisco, Fotógrafo Juan Crisóstomo Méndez, 1947. Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

En el rumbo que vivimos nos tocan las chalupas de las fiestas patronales de El Carmen, El Perpetuo Socorro y San Baltasar. Mas todos los días las podemos saborear en el jardín de La Concordia.

Chalupas en el Zócalo, 2016. Fotógrafa Lilia Martínez

Chalupas en el Zócalo, 2016. Fotógrafa Lilia Martínez

Los molotes. Rafael M. Serrano menciona que en los años treinta del siglo XX, cuando él y sus compañeros salían de la fábrica donde trabajaban, “nos íbamos a comer molotes, lo que eran señores molotes, no ahora que quien sabe cómo los hacen que son duros, unos molotes, así grandotes, de papas, rajas, tinga, de sesos, de quien sabe que tantas cosas… Íbamos con esa señora que nos conocía tanto que hasta nos fiaba, cuando no llevábamos dinero. Comíamos uno o dos o tres molotes, ¡ay! que sabrosos. Cuando uno es chamaco es más tragón que nada”. Esto se lee en el libro de Polo Noyola Cien años de recuerdos poblanos, (BUAP, 210).

Un tema más de los “balcones” de Ibarra Mazari, son las moloterías, de las que comenta: “tiene un nombre bello y discreto, La Pequeñita, y es la más concurrida de cuatro moloterías que están cerca del PRI y del Congreso del Estado” y pregunta “con relación al consumo eventual que de regios molotes de La Pequeñita hagan los diputados: de los que preferirán papa, tinga, sesos“. Ibarra Mazari opinaba que era “indignante que ya con el regio manjar le pregunten a uno: salsa verde o roja…? Uno tiene que contestar ásperamente que es poblano y por eso sabe comer molotes a la manera clásica: sin salsa alguna. Pero no es culpa de quienes venden, sino de quienes compran y comen”.

Ibarra Mazari retoma el tema de los molotes en otro Balcón, donde habla de las delicias que se pueden saborear en las grandes ferias de la ciudad: El Carmen, Analco, San Antonio, San Francisco, Señor Santiago, San José y muchas más, donde se pueden disfrutar de los “molotes de tinga, chicharrón, papa, sesos, picadillo y requesón”.

Ahora (2016) están haciendo unos molotes muy grandes -más no siempre significa mejor. En lo personal, sigo prefiriendo aquellos molotes chicos, ya que su tamaño permite saborearlos apropiadamente, también porque se pueden comer dos o tres de diferentes contenidos y, como decía Ibarra Mazari, los prefiero sin salsa y sin crema, “a la manera clásica”. Los comemos en un zaguán de la calle 16 de septiembre, por El Carmen, y en el jardín de Santiago, me refiero a los molotes chicos, porque los grandes ya los hacen casi por todos lados.

Chalupas y molotes. Consultando la bibliografía con la que cuento, en el Prontuario de Policía o sea recopilación de disposiciones municipales de la ciudad de Puebla (Tipografía de Isidro M. Romero, 1897) están las leyes que tienen relación con las obligaciones del Policía, “A ellas debe el gendarme toda su atención y estudio, para que, conocedor de sus deberes, cumpla con eficacia la importante misión que desempeña”. Lo importante de este libro es que, en el rubro de COMESTIBLES, desde 1886, ya aparecen las chalupas y molotes y sus “reglas de la fabricación”, las presento a continuación:

Prontuario de Policía o sea recopilación de disposiciones municipales de la ciudad de Puebla. Biblioteca de la Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Prontuario de Policía o sea recopilación de disposiciones municipales de la ciudad de Puebla. Biblioteca de la Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Prontuario de Policía o sea recopilación de disposiciones municipales de la ciudad de Puebla. Biblioteca de la Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Prontuario de Policía o sea recopilación de disposiciones municipales de la ciudad de Puebla. Biblioteca de la Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

CHALUPAS Y MOLOTES

Disposiciones Municipales de 12 de Agosto de 1886.

1.a Son libres las ocursantes para expender en el lugar de propiedad privada que más les acomode, los comestibles a que en su ocurso refieren.

2.a Se prohíbe su confección en los quicios de las puertas que comunican con la vía pública, y orillas de las banquetas.

Reglamento Municipal de 10 de Diciembre de 1895.

Art. 15° No podrán establecerse las cocinas ambulantes para la confección de las llamadas chalupas, molotes ó cualesquiera otros guisos en las calles ó plazas públicas; y las que se sitúen en los zaguanes de casa particulares, colocarán sus braseros á un metro cuando menos de distancia de los quicios de las puertas hacia el interior. Solo con previo permiso de la autoridad podrán situarse estos puestos en establecimientos destinados a otros giros”. Prontuario de Policía o sea recopilación de disposiciones municipales de la ciudad de Puebla. “A ellas debe el gendarme toda su atención y estudio, para que, conocedor de sus deberes, cumpla con eficacia la importante misión que desempeña”.

tenedor

UNA PROBADITA DE LA EXPOSICIÓN “DEL PLATO A LA BOCA …”

Todos comemos y casi todos cocinamos. Es por eso que los asuntos
relacionados con la cocina y la gastronomía son cercanos a la mayoría.
Así preparar comida se ha transformado en un evento mediático y la cocina
es al mismo tiempo un espacio de múltiples usos y diversos significados:
es espacio de reunión, de difusión de transmisión y de experimentación.

Ana Elena Mallet, Del plato a la boca…, 2016.

Ana Elena Mallet, curadora de la exposición presentada actualmente en el Museo del objeto (MODO), CDMX, nos dice: “Nos interesan las historias y los tiempos detrás de los objetos”. La exposición se presenta del 19 de septiembre de 2016, al 27 de febrero de 2017, de martes a domingo. Museo MODO, Colima 145, La Roma, Ciudad de México.

La exposición está compuesta por utensilios de cocina, -su temporalidad va, de fines del siglo XIX y hasta nuestros días-. Recetarios -como manuales de comportamiento-. Imágenes vinculadas con la cocina, -fotografías, ilustraciones y anuncios-. Sus espacios -la cocina y la mesa del comedor-. Sus usuarios y sus operadores -cocineras y cocineros-. Los objetos presentados pertenecen a tres coleccionistas: la colección del Museo MODO, Lilia Martínez de Puebla y Rodrigo Flores de CDMX. La exposición está presentada por núcleos temáticos que exploran diversas relaciones y narrativas, Curaduría: Ana Elena Mallet, Museografía: Germen Estudio, Diseño gráfico: In-dice.

Núcleos temáticos determinados por la curadora:

  1. Cocina, y espacio: cocina como espacio creativo y social mediante la ambientación de una cocina.
  2. 2. Cocina y género: a través de imágenes, cromos y representaciones se mostrará cómo desde el punto de vista doméstico la cocina ha sido un espacio femenino.

  3. 3. Cocina y progreso: casos de estudio de diversos objetos en dónde se mostrará como los utensilios de cocina han evolucionado de lo manual, a lo mecánico, eléctrico, electrónico) Al mismo tiempo se mostrarán los materiales que han dominado en distintas épocas: pírex, tupperware, inox, etcétera.

  4. 4. Recetarios: esta sección explorará los recetarios como propaganda y proyecto del estado; propaganda de marcas de comida o de electrodomésticos. Instrumento o manual de educación y buenas costumbres. Herramientas de identidad (para mujeres). Herencia.

    5. Del recetario al libro de cocina: los libros de cocina de lo utilitario al lujo y la imagen de la cocina de lo construido a la vuelta al instante decisivo, aquí se exhibirán fotografías de fotógrafos como Ignacio Urquiza y Fiama Piacentini para explorar cómo ha cambiado la propia técnica de la fotografía de cocina.

    6. Mesa mexicana: de plata, peltre, melamina y plástico: esta sección explorará a través de distintos objetos la manera de poner una mesa en distintos ámbitos; desde los elegantes cubiertos de plata hasta los sencillos objetos de peltre. Al mismo tiempo se mostrarán diversos objetos realizados para la mesa por diseñadores mexicanos

  5. 7. Ven a comer: esta sección muestra a los protagonistas de la gastronomía en México en los últimos 20 años además de mostrar objetos personales de cada uno de estos renombrados cocineros.

Inauguración de la exposición: 

Agradezco infinitamente a Ana Elena Mallet la invitación a participar en esta importantísima muestra sobre “Lo que sucede dentro de la cocina, no solo desde el punto de vista gastronómico, sino social, tecnológico, estético, pero sobre todo en cuestiones de diseño”. Al museo MODO y sus colaboradores: Paulina Newman, Antonio Soto, Natalia Cheng, Zereh Guri, Mariana de la Huerta, Rosario Luna, por gestionar que nuestra cultura alimentaria, tuviera cabida en su maravilloso espacio, y por sus gentiles atenciones.

Igualmente, doy las gracias las siguientes personas que amablemente me facilitaron fotografías para esta entrada: Antonio Soto, Cristina Potters, Elsie Méndez, Gabriela Revilla, Juan Claudio Poblete, Museo MODO, Natalia Cheng, Rubén Vázquez, Verónica Rojano, Zereh Guri.

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