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Cuando la muerte se inclina a llevarse a los mortales,
no vale la medicina ni vidas artificiales
ni los caldos de gallina con todos sus materiales.
Cancionero Folklórico de México, Coplas sobre la muerte, 1982.
En México la ofrenda de muertos es la demostración de la continuidad entre la tradición de siglos atrás -la época prehispánica y la tradición de las ofrendas españolas- y la forma como actualmente se recuerda a los muertos. A esta celebración también se le llama Día de los Fieles Difuntos. Desde el 31 de octubre, las familias forman un altar en su casa donde se coloca la ofrenda para los días 1 y 2 de Noviembre. Se compone de elementos como flores, fuego, copal, imágenes, comida y bebida. La comida de la ofrenda termina en fiesta, ya que los manjares se consumen y se reparten. Comida que es producto de la gastronomía local y de la imaginación popular, y como las fechas de los Días de Muertos coinciden con la época de cosecha, se encuentra una gran variedad de alimentos. Esta comida –según la región- consiste en arroz, mole, frijoles, tamales, tortillas, pan de sal y de dulce, frutas, frutas en almíbar, dulces, atole y bebidas destiladas.
En mi casa de infancia, mi mamá ponía una ofrenda con todos los símbolos de la ofrenda de muertos: comida, bebida, artículos personales, flores copal, cirios, vela, los retrato de los difuntos y la imagen de su devoción: la Virgen de los Dolores, aunque en tamaño muy reducido porque -con marido, ocho hijos y algún sobrino que vivía con nosotros- la casa no daba para más. Ya casada, fue mi gusto hacer enormes ofrendas, llenas de flores, velas, imagenes, comidas, bebidas y todo tipo de frutas y dulces tradicionales. Vero mi hija la mayor, siempre era muy entusiasta y colaborativa, así que dedicábamos tiempo y dinero para poner nuestra ofrenda. Caro la pequeña, y por los cuatro años de diferencia con su hermana, solo nos observaba.
Las fotografías que acompañan este texto fueron tomadas en la “Fiesta Tradicional de Muertos 2015”, dentro del “XLV Concurso de ofrendas” llevado a cabo en la Casa de la Cultura de Puebla. Con agradecimiento a Margarita Melo Díaz su Directora.
Las cualidades de arroz son la apariencia, el sabor, la textura y el olor. El sabor del arroz lo hace compatible con cualquier alimento, por lo que es el fiel y exacto compañero del mole.
Mole, uno de los guisos más antiguos de nuestra gastronomía, y parte importante de la festividad El mole es una salsa espesa preparada con diversos chiles y jitomate, diversos condimentos, cacahuate y chocolate. Aquí servido con pollo y adornado con ajonjolí.
La tortilla de maíz cocida en comal. Su tamaño y el grosor varía de acuerdo a la región. Para algunos mexicanos la tortilla complementa una comida, para otros, constituye la base de su alimentación.
Las hormigas chicatanas para comerlas, se les quita la cabeza y las patas para que no raspen y se muelen en el molcajete con chile tostado, sal y agua. Sobre la diversidad de productos naturales de México, Francisco Hernández en 1575 decía que: “…los indios comen gustosos las hormigas, y tienen por exquisitas muchas cosas que nunca comerían ningunos otros habitantes del mundo”.
Tamal, masa de maíz con manteca en sencillos envoltorios. Las formas de prepararlos son infinitas: salados con chile y carne, o dulces y cremosos. Se cuecen al vapor.
Pan elaborado con masa de harina de trigo y agua que se fermenta con levadura y se hornea. El pan de sal es una pieza que acompaña otros alimentos. Pan de dulce tiene con azúcar y se come como golosina. El tradicional pan de noviembre: pan de muerto u hojaldras está hecho con masa de harina de trigo y agua, se fermenta con levadura y se hornea. Las hojaldras se forman con sus infaltables tibias y se espolvorean con ajonjolí.
Frutas en almíbar: tejocotes, guayabas. El almíbar es líquido dulce y espeso, consiste en azúcar disuelta en agua y puesta a hervir junto con la fruta hasta que este cocida. Camote cocido con azúcar presentado en puré y en trozo. Calabaza cocida con piloncillo o panela.
Camotes de Santa Clara, el postre de los poblanos, aquí un dicho: “Come camote y no te de pena; cuida tu casa y deja la ajena”.
Dulces y otros manjares. Alegría, golosina elaborada con semillas de amaranto y miel de piloncillo. Palanqueta, cacahuates con miel de piloncillo. Jamoncillo de leche y azúcar.
Lo dulce siempre ha tenido mucha importancia en nuestra gastronomía, se le relaciona con lo agradable a los sentidos y se le califica como lo bueno, lo bello, lo amable. Carlos Zolla dice que que “De todos esos mundos por los que transitamos a lo largo de nuestra vida, es el de la infancia el que más estrechamente se encuentra emparentado con lo dulce”.
Atole, bebida espesa hecha con maíz cocido y molido diluido o hervido en agua.