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UN MENÚ CON HISTORIA, BANQUETE DE ÁVILA CAMACHO

Menús suculentos elaborados por grandes chefs y minutas
históricas que ingirieron hombres más o menos ilustres,
 documentos costumbristas, culinarios o anecdóticos 
que nos enseñan lo que comía el pueblo llano y la realeza.
Juan Manuel Bellver, Memoria del Paladar, una exposición de menús, 2006.

La ostentación de la riqueza se refleja muy bien en la opulencia de los banquetes. Para el que organiza el banquete, es una forma de hacer ostensible su poder y su riqueza. El banquete que ofrece el Gral. Maximino Ávila Camacho, Gobernador Constitucional del Estado de Puebla, con fecha 23 de agosto de 1938 a sus colaboradores, empleados y amigos, en ocasión de su onomástico. Esto denota que los banquetes, también se usaron en la política para recompensar a los grupos cercanos al gobernante.

Menú de fecha 23 de agosto de 1938. Centro de documentación Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Menú de fecha 23 de agosto de 1938. Centro de documentación Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

El buen humor y la satisfacción que seguían del regio banquete, eran sus mejores aliados, indudablemente que contribuían a mantener lazos materiales tangibles entre los asistentes.

Menú del banquete de Maximino Ávila Camacho. Centro de documentación Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Menú del banquete de Maximino Ávila Camacho. Centro de documentación Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

El menú de este banquete, es un ejemplo de la identidad culinaria regional que, en 1938 existía en la ciudad de Puebla, aquí su descripción:

Menú:

  • Entremés ranchero
  • Sopa de tortilla a la poblana
  • Mole de Guajolote
  • Chiles rellenos en nogada
  • Frijoles refritos con totopos

Postre:

  • Flan con helado y fruta. (Arlequín).

Bebidas:

  • Cerveza, Pulque y Agua mineral (Tehuacán)

Estos platillos refieren muy bien cómo los poblanos, aparte de conservar una especial predilección por su cocina -el mole de guajolote y los chiles en nogada-, la combinan espléndidamente con la cocina nacional, -entremés ranchero y frijoles refritos-. También las bebidas -pulque, cerveza y agua mineral de Tehuacán- confieren de identidad regional este menú. Los postres –flan y helado- representan tangiblemente a una cocina más cosmopolita.

Menú que consiste en poner a disposición de los convidados, el detalle exacto de la comida que se les ofrece. Centro de documentación Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Menú que consiste en poner a disposición de los convidados, el detalle exacto de la comida que se les ofrece. Centro de documentación Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Como parte importante de este menú, existe la tarjeta donde Ávila Camacho hace un importante pedimento a sus invitados: “El C. Gobernador suplica a los concurrentes, de la manera más atenta, no pronuncien discursos.” Es de sobra sabido que, lo más aburrido de los banquetes eran los discursos, la prolongación indefinida de ellos llegaba a resultar monótona y a veces arruinaban el placer de gozar lo ofrecido. Finalmente, la comida contribuía así, mediante lazos materiales y tangibles, a fundamentar las relaciones políticas entre los hombres que asistían a ellos.

Tarjeta de petición incorporada al menú del banquete de Maximino Ávila Camacho. Centro de documentación Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Tarjeta de petición incorporada al menú del banquete de Maximino Ávila Camacho. Centro de documentación Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

La foto presentada a continuación no pertenece a dicho banquete, es de una comida ofrecida en su honor, en el patio del Congreso del Estado de Puebla, aproximadamente del año 1940. Algunos de sus acompañantes son el Coronel Moreno Reyes, Gonzalo Bautista y Alfonso Meneses.

Banquete en el patio del Congreso del Estado, ca. 1940. Fotógrafo Salvador Gordoa, Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Banquete en el patio del Congreso del Estado, ca. 1940. Fotógrafo Salvador Gordoa, Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Este menú y la fotografía presentados, fueron parte de la exposición Bodegón mexicano, en el Museo Amparo, exposición curada por Pablo Escalante Gonzalbo dentro en el marco del “II Foro Mundial de la Gastronomía Mexicana”, su propósito: “representar a la cocina como una posibilidad: los ingredientes en su dimensión estética y los utensilios como testimonio de una época. Es un bodegón museográfico que busca explorar algunos de los rasgos históricos de nuestra cocina, como la presencia de ingredientes y procedimientos vernáculos, y de productos y hábitos ligados a la identidad mexicana”. Exposición presentada en las salas de Arte Virreinal y del Siglo XIX del 17 de noviembre de 2014 hasta febrero del 2015. https://www.facebook.com/MuseoAmparo.Puebla/photos/pb.165607966813702.-2207520000.1463852588./789846717723154/?type=3&theater

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También, parte de este texto fue publicado en el libro Calendario gastronómico de la ciudad de Puebla, una publicación del Gobierno Municipal de Puebla para celebrar los 25 años de la inscripción del Centro Histórico de Puebla, en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. La edición y cuidado estuvo a cargo de Fabián Valdivia y Montserrat Báez.

Libro "Calendario gastronómico de la ciudad de Puebla". Biblioteca Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Libro “Calendario gastronómico de la ciudad de Puebla”. Biblioteca Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Vistos así, el menú y la fotografía, son importantes documentos, fuentes primarias para estudiar la historia del país a través de la cocina mexicana. Además, el menú es valioso testimonio y reflejo de la importancia de los banquetes como “arma” política y diplomática en México, durante la primera mitad del siglo XX.

Portada del libro “La República Mexicana. Geografía Atlas”. Biblioteca Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Portada del libro “La República Mexicana. Geografía Atlas”. Biblioteca Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

tenedor

SARTEN Y PLUMA, LOS CRONISTAS CULINARIOS DE PUEBLA

La ciudad es un mapa donde ha quedado grabada,
con señales muy precisas nuestra vida;
sitios donde probamos el mejor desayuno,
cafés donde fueron posibles los encuentros.
 La ciudad es inolvidable, injusta, irrepetible, ideal: es una abstracción, pero es tu vida. 

 Gabriel Wolfson, Puebla viaje y memoria, s/f.

Crónica y costumbrismo, fiel reproducción de los usos y costumbres de las diversas capas sociales y de las particularidades de la ciudad de Puebla; la de los Ángeles; la de Zaragoza; la Cuatro Veces Heroica y la de Becerril. Las fuentes de los cronistas se encuentran en la vida cotidiana, en el realismo que hacen propio, dándoles a sus crónicas un estilo y carácter muy poblano. Para este tema de Sarten y pluma, tenemos la aportación de autores reconocidos o, periodistas consagrados o incipientes.

Los textos referidos a continuación, están situados en varias vertientes de la literatura, ya sea en forma de artículos de costumbres, una crítica social y política: Guillermo Prieto y José Luis Dávila. Cuadros sociales que revelan una visión de la vida poblana de la época: Salazar Monroy, Miko Villa, Antonio Deana Salmerón y Edgar de la Cruz. Reportajes que informan sobre personajes, sucesos u otra temática: Enrique Cordero y Torres, Carlos Maceda, José Recek Saade, Jesús Manuel Hernández, Hugo Cabrera y Fabián Valdivia. Estampas picarescas sobre la abigarrada vida poblana: Óscar Alarcón.

Las crónicas, así como la cita, fueron extraídas de libros, revistas, tesis y la WEB. ¡De antemano, mi total agradecimiento a todos los autores, por brindarme un mayor conocimiento de nuestra gastronomía poblana!

Iglesia de la Compañía, 2015. Fotógrafo José Loreto Morales.

Iglesia de la Compañía, 2015. Fotógrafo José Loreto Morales.

Semana Santa de hogaño

Guillermo Prieto

El Jueves Santo en la mañana. Las seducciones de la gula […] los picaros mortales vacilan entre el pescado, los navegantes, las tortas y torrejas y la representación de escenas espirituales.

Ocho días en Puebla

Abril de 1879

Carpa, anguila y sollo “El libro de cocina” de Jules Gouffé. Antiguo jefe de cocina del Jockey-Club de París Madrid, Librerías de A. De San Martín, Editor, 1885. Biblioteca de la Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Carpa, anguila y sollo “El libro de cocina” de Jules Gouffé. Antiguo jefe de cocina del Jockey-Club de París Madrid, Librerías de A. De San Martín, Editor, 1885. Biblioteca de la Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

La típica cocina poblana

Salazar Monroy

La típica cocina poblana se caracteriza por sus azulejos, por sus braseros semicirculares y prismáticos, por sus hornillas redondas o cuadradas con atanores, por sus metates y cajetes de piedra granítica, por sus ventrudas cazuelas de barro con reborde vidriado para el mole de guajolote, por sus torteras para sopas, por sus grandes ollas de arcilla para cocer tamales y atoles o sabrosos champurrados, y también para refrescos de horchata, por las parrillas de fierro a forja para asar carnes. Relación documental. Las anteriores recetas (presentadas) fueron sacadas de los viejos apuntes de cocina, que las religiosas conservaban en sus conventos, y en cuanto a las medidas antiguas, se convirtieron a las modernas, suprimiendo las libras y onzas por kilos y gramos, conforme al actual sistema métrico decimal.

La típica cocina poblana y los guisos de sus religiosas

1945

Alimentos

Enrique Cordero y Torres

La cocina poblana no es complicada; buena parte de su recetario contiene guisos sencillos, económicos y variados, para el diario servicio de la mesa, como son sus sabrosísimos chilmoles y moles, sus fritangas, enchiladas, chilaquiles. En los tratados de cocina se enlistan: huevos en tortilla poblana, tortilla de huevo angelopolitana, huevos borrachos poblanos (con vino); ensalada angelopolitana, ensalada de coliflor; puchero poblano o cocido a la poblana; sangre de pavo o guajolote, guajolote al horno, guajolote a la poblana; guisos variados de puerco, sangre o moronga de cerdo, lechón a la poblana, costillas encebolladas de puerco; albóndigas, costillas en pulque, asado claveteado con salsa borracha (lleva pulque); enjitomatados, etc., etc.

Historia compendiada de Puebla

1965

Nostalgia gastronómica

Miko Villa

Tengo nostalgia por aquellas comidas abundantes e interminables, de largas e íntimas sobremesas, donde los acontecimientos del día, los recuerdos y la evocación alternaban con el chisme sabroso y mordaz. Se desayunaba temprano el café con leche, el pan de dulce, los frijolitos, pues los frijoles no faltaban en casi ninguna comida. Se almorzaba como a las once, enchiladas, chilaquiles, huevos o un bistec. Después, se comía la gran comida del día. Algunos todavía merendaban, algún chocolatito o alguna golosina a media tarde antes de que llegara la hora de la cena en la que se comía lo que había quedado de la comida junto con café con leche y pan de dulce

Puebla 450 años

1981

Comida en familia. Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Comida en familia. Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Algunos de los guisos provenientes de la cocina poblana

Antonio Deana Salmerón

Puebla a través de sus cuatro y media centuria de existencia ha ido refinando su cocina al mismo tiempo que hemos tenido el privilegio de conservar los guisos tradicionales de la ciudad […] Los dulces de Puebla. Inmensa en la variedad de los dulces poblanos y solo en pensar en ellos, se turba la mente y faltan las palabras no solo para hacer su descripción, sino hasta para formular una simple relación de ellos, puesto que no debe creerse que los dulces de Puebla se concretan a los Camotes y a las ricas Tortitas de Santa Clara. ¡No, por Dios! Esto es lo que busca el turismo nacional y extranjero por la gran fama que han adquirido estos dulces por su originalidad y exquisitez. ¿Por donde empezar? Hay dulces cubiertos, caramelos, pastas, jaleas, mermeladas, conservas, ates, mazapanes, merengues, muéganos, buñuelos, chongos, chocolates, cocadas, palanquetas, alegrías, duquesas, trompadas, charamuscas, compotas, etc.

Cosas de Puebla

1986

Diseño de tarjetas postales basadas en su gastronomía

Carlos Maceda

La importancia de la cocina poblana no solo radica en la habilidad de las cocineras, conocidas y anónimas, sino con la calidad de los productos con los que se elabora. De ahí que los viejos tianguis y los mercados hayan sido y serán fundamentales […] donde la gente se satisface con antojitos y guisos que va, desde unas chalupas hasta un plato de mole de panza, pasando por los molotes, memelas y pambazos.

Tesis de licenciatura BUAP

1998

Viñeta. Centro de Documentación Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Viñeta. Centro de Documentación Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

El vino, ángulo de la civilización

José Recek Saade

Todo tiene en su hora su vino; el momento reflexivo o el convivio risueño, ya en la taberna o la casa, el del ara gastronómica exquisita y el de la mesa diaria. […] Al consumo del vino, entendido como rito, podemos llegar por dos conceptos: de Stendhal cuando conoce los procesos de los Burdeos y exclama: “Yo amo ese arte porque no admite ninguna hipocresía” y de Charles Colín, catador sacerdotal del rito, quien dice: “Hay que mirar, oler y gustar en ese orden”.

Dos ensayos el maíz y el vino

2000

Viñeta. Centro de Documentación Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Viñeta. Centro de Documentación Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Los antojitos de la 3 sur

3 sur, entre 27 y 29 poniente, colonia Chulavista

Óscar Alarcón

Como éramos varios hombres, ninguno quiso cocinar. Decidimos salir de cacería y llegamos a los Antojitos de la 3 sur. Era de noche, lo tradicional, por no decir lo único que sirven en este lugar, son tostadas, pelonas, chalupas y tacos dorados, pero si tu dentadura no es la mejor te pueden ofrecer tacos suaves, que son lo mismo que los dorados pero con menos tiempo en la freída, rellenos de carne, pollo o papa. Las tostadas también son de pollo y carne de res deshebrada, las pelonas igual, pero puedes pedir que le pongan guacamole y créeme, es altamente recomendable que las pidas así. De las chalupas no hay mucho que decir en cuanto a su preparación, ya sabes la tortilla frita en manteca —en este caso es en aceite— salsa verde y roja, una minúscula tira de carne de res y cebolla, para los borrachos es mejor pedir tostadas y pelonas. Todo lo que se sirve ahí se puede acompañar con un buen refresco del Valle o una coca cola, mientras disfrutas de algún cantante que de vez en cuando llega con su guitarra y se echa dos o tres boleros. Mis amigos pidieron tostadas y pelonas, yo sólo tostadas de pollo con las dos salsas: verde y roja.

http://neotraba.com/los-antojitos-de-la-3-sur/

Noviembre 13, 2011

Miguel Gómez Medina. Viñeta, Centro de Documentación Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Miguel Gómez Medina. Viñeta, Centro de Documentación Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Temporadas llenas de sabor

Marzo y abril

Jesús Manuel Hernández

“Comamos pues, en gracia de Dios, aunque no sea más que para no ser culpables del delito de no comer”. Prólogo del Manual del cocinero y cocinera, Puebla, 1849. P. 3. En los meses de marzo y abril llega a los mercados el huazontle, la hierba adorada por los precolombinos y cuya semilla se llama amaranto. Los huazontles bien limpios se rellenan de queso fresco de cabra y se capean parea meterlos en un caldillo de jitomate con la más clara influencia del clemole prehispánico. Los llamados escamoles, que son huevos de hormiga, llegan también a los hogares y abundan en los restaurantes. En la cuaresma, los chiles jalapeños, introducidos desde Veracruz, se les llama cuaresmeños; las cocineras poblanas los adoptaron para rellenarlos con sardinas, queso añejo, frijoles y cualquier pescado en escabeche. También de vigilia es el consumo de los romeritos, especie de quelites, en mole o pipián acompañados de tortitas de camarón seco.

Calendario Gastronómico de Puebla

2012

Viñeta. Centro de Documentación Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Viñeta. Centro de Documentación Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Rinden honor al mole

Hugo Cabrera

“El mole poblano es el platillo más emblemático de México”, coincidieron en afirmar los chefs de fama mundial Patricia Quintana, Eduardo Osuna, Marcela Valladolid, Rick Bayless y Mark Bittman, durante el Festival Internacional del Mole que se realizó en Puebla. Puebla se ha convertido en un ícono de la gastronomía, ya que sus platillos han logrado colocarse a nivel mundial como los mejores de la cocina mexicana… habría que hacer esfuerzos por promover la comida mexicana a nivel mundial. Los productos poblanos predilectos: camotes, tortitas de Santa Clara, Cemitas, rompope, entre otros.

http://www.subterraneos.com.mx/wp/archives/8448

10 de mayo 2012

Nuez, tiempo de guerra

Edgar de la Cruz

Desde el mes de julio tenemos abundancia de nuez, durazno, granada, pera de leche y manzana panochera, con esto es posible que uno de los platillos más representativos de Puebla se lleven a cabo, si estás pensando en el chile en nogada, acertaste. Los mexicanos nos destacamos en la cocina porque, creo yo, no tenemos miedo de combinar ciertos ingredientes que nadie nos prohíbe mezclarlos –creyendo que nunca, nadie lo haría-. Como los niños, que suelen combinar sabores de refresco, comer sándwiches con doritos dentro del pan, o sumergir sus papas fritas en helado. Este tradicional platillo se caracteriza por la unión de sabores dulces y salados y, sus brillantes colores: verde, blanco y rojo. La preparación es la que eleva su precio, y es que cuesta prepararlos, desde estar pelando la nuez –porque vale casi el triple comprarla pelada–. Y a pesar de que no me considero un fan del chile en nogada, cada que pruebo uno me sabe diferente al anterior. Ya no sé cuál debería ser su sabor, preguntándome como sabía el primero que prepararon, y es que si usáramos los ingredientes en la porción correcta esto no sucedería. Ahí es donde entra la tradición y la enseñanza previa, porque a la abuelita le gusta con más fruta o porque a la mamá le pareció bien agregarle mucho clavo.

http://neotraba.com/nuez-tiempo-de-guerra/

Septiembre 13, 2012

Chile en Nogada, 2915. Fotógrafa Lilia Martínez.

Chile en Nogada, 2915. Fotógrafa Lilia Martínez.

Mexicanidad

José Luis Dávila

Estos días podemos ver festejos de una liberación como inicio de la vida nacional, y vemos trajes típicos, adornos multicolores, sombreros exagerados, bigotes falsos. Hay banderas pintadas en los rostros que muchas veces no conocen el simbolismo tras cada franja de color.

Hay, también, un montón de comida. Antojitos por todos lados, en todas las plazas de todas las ciudades de todo el país –pese a que en algunos lugares, argumentando la presencia del crimen organizado, se han suspendido ferias y actos públicos–, y todos se llenan el estómago convencidos de que lo que consumen es como acercarse a la cultura que era oprimida en los siglos XVI y XVII, sin darse cuenta de que en los platillos, el mestizaje es entre ingredientes.

http://www.sexenio.com.mx/columna.php?id=4452

15 de septiembre 2012

Viñeta. Centro de Documentación Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Viñeta. Centro de Documentación Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Su majestad el chile en nogada

Fabián Valdivia

La vida y leyenda de los Chiles en Nogada ha traspasado el paladar y se ha convertido en un representante de la culinaria poblana y nacional que combina sabores y olores con vistosa presentación. Esta galante creación es el resultado de ingredientes combinados de forma perfecta: el rojo de la granada salta a la vista sobre el blanco de la nogada, que cubre el capeado que abraza al verdor de la torneada figura del chile poblano, con su inimitable y curveada punta. Pero ¿que hace de este platillo un hito de la gastronomía? La respuesta va más allá de los mitos. Es resultado de una amalgama de productos endémicos con los traídos desde Europa y Asia durante la conquista, […] los frutos, y la carne -tanto de res como de puerco- provienen del viejo continente, mientras que la nuez y la granada tienen sus orígenes en tierras asiáticas. Todo ello se adereza con el sabor del jerez, la leche y el queso de cabra, que dan la textura tan especial a la famosa nogada.

Vía México

Agosto 2015

Chile en Nogada, 2915. Fotógrafo José Loreto Morales.

Chile en Nogada, 2915. Fotógrafo José Loreto Morales.

tenedor

 

LOS CHILES EN NOGADA

                           Por ti mi verso se aroma Puebla en cocina trocada,
con el dulce picadillo de los chiles en nogada.
José Receck Saade.

Los mejores Chiles en Nogada los hacía mi mamá. Esto es lo que escuchamos frecuentemente cuando las personas se refieren a los Chiles en Nogada, preparados en sus casas con la receta de la familia. Por lo tanto, hay tan buenos chiles en nogada como tantas familias poblanas los preparan.

A la cocina de Puebla entraron saberes, sabores, aromas, colores y texturas, todos, en los ingredientes empleados en la preparación de sus platillos, y la mejor muestra de todo ello la tenemos en los ingredientes de los Chiles en Nogada.

Dice la leyenda que los primeros chiles los hicieron las monjas del convento agustino de Santa Mónica para ofrecérselos a Agustín de Iturbide durante su visita a Puebla, un 28 de agosto, día de San Agustín. Fabián Valdivia y Manli Luz, en su artículo “Su Majestad el Chile en Nogada” -publicado en la revista Vía México- advierten que “poco hay de cierto en esto”, ya que Iturbide visitó Puebla del 2 al 5 de agosto de 1821 (no el 28) y que, a la fecha, no se ha localizado documento que narre lo dicho.

La temporada de los Chiles en Nogada empieza a principios del mes de agosto, cuando ya hay la nuez para la nogada. Cuando mi mamá se disponía a hacer los chiles, con anticipación iba al mercado a abastecerse de todo lo necesario. Un día antes preparaba el picadillo para el relleno de los chiles y limpiaba la nuez, siempre contando con la ayuda de nosotras, sus hijas; eso sí, tenía que estarnos cuidando para que no nos comiéramos la nuez o la fruta picada. El mero día de la comida los chiles se tostaban limpiaban y desvenaban. Después, se enharinaban, capeaban y freían para, finalmente, “componerlos” con la nogada, la granada y el perejil. Aunque los sirviera de manera individual -después de una sopa ligera-, su gusto era poner algunos de ellos en un platón y colocarlos al centro de la mesa; si alguien apetecía otro chile, de ahí lo tomaba.

Para mi mamá, una tradición era disponer platones con chiles y mandárselos a sus consuegras, y ellas después le devolvían el platón con algún bocadillo. El platón más esperado era el que llegaba de casa de la Sra. Malena, ya que lo devolvía con los deliciosos “dulces de platón” que ella misma hacía. Mi mamá nos daba probaditas y después se los guardaba, aunque acabábamos encontrándolos para comerlos.

En el recetario de mi abuela materna, Aurora Monterrubio de la Peña, y ya que estamos en temporada de Chiles en Nogada éstas son sus recetas: la núm. 41 en la página 73 y núm. 42 en la página 74.

Receta

CHILES EN NOGADA

Se asan y pelan los chiles y se desvenan; luego se muele nuez pelada con azúcar y se hace el picadillo como para los otros chiles y se rellenan con el picadillo se capean con huevo y se cubren con la nuez, granos de granada y perejil picado.

Como ocurre frecuentemente en los recetarios, una receta refiere comúnmente a las anteriores, en este caso, el picadillo para los chiles es como el de “los otros chiles”, así que no queda más que revisar nuevamente el recetario para tener la receta completa.

Receta

NOGADA

Se pelan, se lavan y muelen muy bien las nueces; se echan a remojar el pan y se echa solo el migajón y queso fresco. Todo se muele y se revuelve muy bien con sal y aceite de comer. Se compone con granada, perejil picado, alcaparras y más aceite de comer.

La incorporación de las alcaparras y el aceite de comer -aceite de oliva- para “componer” el chile, más bien obedece a la costumbre que prevalecía en el siglo XIX, de poner alcaparras y aceite de comer a algunos de los platillos que se servían en platón para llevarse a la mesa.

 

tenedor