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CHOLULA, SAN ANDRÉS Y SU COMIDA DE FIESTA

Aquí en San Andrés -Cholula, Puebla- al mole
no le ponemos tortilla quemada ni galleta de animalitos.
Catalina Cuautle, Comida familiar, 2015.

En San Andrés Cholula, Puebla, la cocina es, desde siempre, el lugar para cocinar, comer y estar. Cocina donde se prepara su comida tradicional: mole poblano con pollo, arroz rojo, caldo con verduras, rajas en ensalada, tortillas y tamales. En la elaboración de esta comida, los ingredientes, procedimientos y utensilios utilizados son el resultado de un largo proceso de mestizaje y aculturación, tanto de culturas propias  -maíz, chile, frijol, jitomate y chocolate-, como de culturas ajenas –arroz, especias, manteca, ajonjolí, aceite de oliva. Y aunque hablamos de que la región ha adaptado estos guisos a sus usos, gustos y costumbres, en realidad el mole poblano es el plato emblemático de la cocina mexicana y el que nos representa a nivel nacional.

Doña Catalina Cuautle y su familia, en San Andrés Cholula, amablemente nos han recibido en su hogar para mostrarnos el ritual de la preparación de la comida de fiesta.

Mole poblano con pollo, arroz rojo, caldo, rajas, tortillas y tamales. 2015, Fotógrafo José Loreto Morales.

Mole poblano con pollo, arroz rojo, caldo, rajas, tortillas y tamales. 2015, Fotógrafo José Loreto Morales.

Receta

– El consomé. Se hace con el caldo donde se hirvió el pollo; la verdura que se le pone es garbanzo, zanahoria picada, col troceada con las manos y cilantro.

Caldo con verduras. 2015, Fotógrafo José Loreto Morales.

Caldo con verduras. 2015, Fotógrafo José Loreto Morales.

Receta

– Arroz. Como cada familia tiene su propia receta, el color, la textura, la densidad y el sabor siempre es diferente de una casa a otra. La manera de hacerlo es la siguiente: se fríe en aceite hasta que quede traslúcido, se le pone el jitomate molido con ajo y cebolla y del mismo caldo en que se coció el pollo; bien que hierve, se le pone el perejil y se tapa a que sazone a fuego bajo. Ya que esponjó se voltea para que no se bata, se retira del fuego y se le pone un plástico con una servilleta encima (por eso las servilletas están manchadas). Al hacer el arroz en el brasero, éste debe ser más grande que la cacerola, con el fuego parejo y con la medida justa de carbón para no tener que quitar la arrocera.

Receta

– Para acompañar el consomé y el arroz, y a manera de guarnición, se preparan rajas en forma de ensalada. Dependiendo de la temporada, las rajas pueden ser de chiles locos –delgados, largos y rayados- o chiles jalapeños –también llamados cuaresmeños o huachinango-. Los chiles se asan, limpian y desvenan y se cortan en rajas. En un platón se pone capa de rajas, jitomate, aguacate -del verde no del negro-, cebolla, queso -de vaca o de Chiautla- y aceite de comer marca San Blas. En algunas casas le ponen cilantro. En septiembre, estas rajas se hacen con chiles poblanos rojos, que son más dulces.

Rajas con jitomate, aguacate, cebolla, queso y aceite de comer. 2015, Fotógrafo José Loreto Morales.

Rajas con jitomate, aguacate, cebolla, queso y aceite de comer. 2015, Fotógrafo José Loreto Morales.

Rajas con jitomate, aguacate, cebolla, queso y aceite de comer. 2015, Fotógrafo José Loreto Morales.

Rajas con jitomate, aguacate, cebolla, queso y aceite de comer. 2015, Fotógrafo José Loreto Morales.

Receta

– Mole. En Cholula el mole es al estilo de cada familia, las variaciones dependen del gusto -picoso o dulce. La manera de prepararlo es en pasta o seco. Doña Catalina lo hace de la siguiente manera: los chiles mulato y pasilla se abren, se desvenan y se limpian con un trapo seco; se fríen, se cortan en trozos y se humedecen en tantita agua tibia. Por separado se fríe plátano macho, cacahuates, pasas, almendras, cebolla, ajo, anís y jitomate picado –no demasiado porque se aceda el mole. En un recipiente se ponen los chiles, todo lo frito y canela y se lleva al molino para molerse y formar una pasta –para este proceso el molino llegó a remplazar al metate. Para la preparación del mole se utiliza una cazuela y una cuchara de madera que tienen que estar “curadas” con el siguiente procedimiento: tapar los poros de la cazuela con el agua de la nixtamalización, cubrir su exterior y asolearla por varios días; para curar la cuchara de madera hay que sumergirla en manteca. Además, se cuenta con un brasero y fuego con carbón (no se hace con leña porque puede estar verde o húmeda y al quemarse truena, corriéndose el riesgo de que las chispas rompan la cazuela). La preparación del mole continúa friendo manteca en la cazuela, y alternando un poco de pasta con un poco de caldo sin dejar de mover; ya que está sazonado, se le pone el chocolate, y para servirlo se decora con ajonjolí, previamente tostado. Algo importante es que la tradición del mole en Cholula manda que “solo la mano que lo preparó, lo puede mover”. Ya que acaba la fiesta, la cazuela del mole se deja unos días hasta enfriarse, no se puede lavar antes porque se raja. Ya lavada se guarda bocabajo.

– Tamales de frijol, puestos en la mesa para acompañar el mole. Generalmente, los tamales para el moles son los llamados “tontos” o de “aplauso”. Sobre la hoja de maíz se pone la preparación del tamal, y sobre ésta, otra hoja encima. Por su forma y grosor, este tamal sirve para sopear el mole.

Receta

– La tortilla, el pan de la región. La masa de maíz se mezcla con agua y se amasa reciamente hasta quedar de una consistencia que no se pegue en las manos, tomar una porción y hacer la tortilla en la prensa, después tortearla para hacerla más grande y ligera.

Con profundo agradecimiento para Doña Catalina Cuautle. Finalmente, la mesa está puesta para compartir las delicias dispuestas en la mesa con mis hijas, nietos y bisnietos. Buen provecho!

Lilia sirviendo el mole.2015, Fotógrafo José Loreto Morales.

Lilia sirviendo el mole. 2015, Fotógrafo José Loreto Morales.

Doña Catalina, su hija, mis hijas, nietos y bisnietos dispuestos a compartir las delicias sanandreseñas. 2015, Fotógrafo José Loreto Morales.

Doña Catalina, su hija, mis hijas, nietos y bisnietos dispuestos a compartir las delicias sanandreseñas. 2015, Fotógrafo José Loreto Morales.

tenedor

EL FUEGO CON LEÑA EN LAS COCINAS DE HUMO

El amor del hombre pobre es inoportuno,
es como la leña verde: llena la cocina de humo.
Anónimo. Coplas de amor del folklore mexicano.

En la casa mexicana el hogar o tlecuilli se formaba con tres piedras redondas sobre el piso, y dejando un hueco en el centro para acomodar la leña que causaría el fuego. Sobre estas piedras se colocaba el comal o las vasijas para cocinar. El tlecuilli se improvisaba al ras del piso y en cualquier parte: en el campo, el patio o en un cuarto especial llamado “cocina de humo”. La leña consumida generalmente eran ramas y hojas de los árboles de la región, aunque también se usaban las pencas de maguey y los olotes. Igualmente el chinamite -que es la vara que queda de la milpa al terminar la cosecha-, el zacomite -que es la raíz- y el totomoxtle -las hojas que no servían para envolver-, solo que estos ahumaban mucho.

Dentro de la casa y para cocinar, muy temprano se prendía el fuego, que una vez prendido, había que mantenerlo durante todo el todo día para que se prepararan los alimentos según los tiempos. Como la leña producía una llama amplia y descontrolada y despedía una gran cantidad de humo, el lugar destinado para cocinar era llamado “cocina de humo” ya que sus paredes siempre estaban llenas de él.

Después el espacio culinario fue cambiando, con un hogar de piedra o de ladrillo adosado a la pared o al centro de la cocina, encima del cual estaban los calderos sostenidos por los llares, siendo la leña todavía su combustible.

Algunas casas en su cocina tenían una estufa de hierro niquelado en la que se cocinaba con leña. Esta se colocaba en una charola metálica situada en la parte inferior y, desde ahí, el calor irradiaba hacia las hornillas que llevaban una ó varías planchas circulares que servían para graduar el calor. Además, tenían un tubo o chimenea conectado al exterior por donde se expelía el humo producido por la combustión de la leña. Estas estufas eran traídas a México de Estados Unidos, pues ningún otro país produjo tal cantidad y variedad de estufas.

Mi abuela Aurora tenía “cocina de humo”; estaba al final de la casa y era el dominio de Panchita, la mujer que le ayudaba en los quehaceres de la casa. En esta cocina Panchita hervía el chile, cocía los frijoles en olla de barro, preparaba el nixtamal y echaba las tortillas. A este cuarto no nos dejaban acercar por el temor de que nos fuéramos a quemar, y como para llegar a ella había que pasar por el árbol de mora que tenía grandes azotadores, (una oruga o gusano urticante) pues ese lugar no era de nuestras andanzas. De esta cocina recuerdo, además de las paredes ahumadas, el olor a leña y ocote, el del chile hirviendo que nos provocaba tanta tos y el de los frijoles cociéndose en olla de barro   -olor anuncio de que estos frijoles nos serían servidos directamente de la olla y que comeríamos con unas tortillas de mano recién hechas-.

Afortunadamente, y a pesar de los muchos cambios de nuestros días, el fogón de tres piedras para cocinar o tlecuilli, sigue presente en la cocina de varios hogares mexicanos. Sus usuarias -las cocineras-, los han modificado de acuerdo a sus posibilidades y necesidades. La cocina de Doña Catalina Cuautle Meza, en San Andrés Cholula, Puebla, goza del privilegio de contar con esta tecnología tradicional, especialmente usando el tlecuilli para “echar tortillas”. Para ella, su cocina constituye el lugar más importante de reunión familiar.

Mujeres en “Cocina de humo”, ca. 1940. Autor desconocido, Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Mujeres en “Cocina de humo”, ca. 1940. Autor desconocido, Fototeca Lorenzo Becerril A.C.

Mujer echando tortillas, el tlecuilli sobre el piso. Pastel sobre albanene. Autor desconocido, colección familiar.

Mujer echando tortillas, el tlecuilli sobre el piso. Pastel sobre albanene. Autor desconocido, colección familiar.

Doña Cata Cuautle echando tortillas, el tlecuilli sobre una base. Fotógrafo José Loreto Morales.

Doña Catalina Cuautle echando tortillas. 2015, Fotógrafo José Loreto Morales.

Tlecuilli con comal de barro sobre una base. Fotógrafo José Loreto Morales.

Tlecuilli con comal de barro sobre una base. 2015, Fotógrafo José Loreto Morales.

Brasero de lámina con leña como combustible para el fuego, Guatemala. 2110, Fotógrafa Lilia Martínez.

Brasero de lámina con leña como combustible para el fuego, Guatemala. 2110, Fotógrafa Lilia Martínez.

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